Enciende una vela
Obsequia una flor
Envía un abrazo
El 11 de junio de 1935 nació María Adelaida Camus Rocuant a quien, mucho tiempo después, su familia conocería como Llaya o Llayita. Creció junto a sus padres y sus once hermanos(as) en la ciudad de Viña del Mar, entre el mar y los cerros.
Su vida estuvo marcada por su amor y entrega hacia los(as) demás. El mayor símbolo de ello fue la hermosa familia que construyó junto a su esposo Raúl Novoa, con quien tuvo 6 hijos e hijas; núcleo al cual, años después, se sumaron muchos nietos y nietas, quienes fueron receptores de su eterno cariño. Su casa siempre tenía las puertas abiertas a quienes lo necesitaban, sobre todo a sus sobrinos y, en los últimos años, a sus nietos(as) después de alguna fiesta. El día, hora o el momento no importaba.
Su bondad llegó aún más lejos, movilizada por su inquebrantable fe que la hizo participar de diversas iniciativas sociales, siendo la más importante las “Damas de Rojo”, trabajando por años al servicio de quienes padecían enfermedades. Ella, con sus acciones diarias, nos enseñó lo que es la empatía, la solidaridad y la importancia de siempre preocuparse por quienes nos rodean. Eso nos acompaña día a día.
Desde nuestra perspectiva de nietas, la Llaya era todo lo que uno podría soñar de una abuela. Su casa era un nido al cual uno podía llegar en cualquier momento; siempre recibía a todos con una enorme felicidad. Nos enseñó la importancia de estar juntos y acompañarnos siempre. Esto se reflejaba en los grandes almuerzos familiares donde sus postres nos llenaban el corazón de amor. La comida, de hecho, fue siempre una hermosa excusa para mantenernos conectados. Sin duda, a través de esos encuentros, la Llayita generó los cimientos de lo que hoy es una familia unida incondicionalmente.
La recordaremos siempre por su disfrute de la vida, por su perseverancia, convicciones e infinita alegría. La recordaremos en cada receta, cada reunión familiar, en los dichos, refranes y canciones, y agradecemos día a día que una mujer como ella haya existido en nuestras vidas.
En octubre de 2013 falleció, en un brillante día de primavera. Sus hijos(as), nietos(as) y sobrinos(as) la acompañaron hacia su nuevo renacer en el cielo, lo cual, según ella decía, era el regalo más lindo de la vida.
¿Necesitas ayuda?
2 comentarios
Que lindo lo que escribieron!!
Qué lindo leer lo que escriben la Pacita y la Maite, y sentir lo importante que ha sido su abuela en sus vidas, hasta ahora y por siempre.
Para mí son tantos los recuerdos en torno a ella, cómo no olvidar su dedicación absoluta a los nietos, las ricas onces con queque recién horneado, las largas tardes viendo televisión o los sábados de almuerzos familiares con una mesa que siempre podía agrandarse más y más para recibir a quien llegara.
Llaya querida, fuiste una mujer de pocas palabras, que en silencio cultivaba su fe y la oración, pero cuando uno menos lo esperaba nos sorprendías con alguna broma audaz y divertida,….siempre con la elegancia y la frescura que te caracterizaron.
Definitivamente fuiste una mujer muy acogedora y llena de contrastes, para quienes tuvimos la oportunidad de compartir contigo de cerca serás siempre un gran modelo a seguir, como mujer, como madre y como abuela.