Enciende una vela
Obsequia una flor
Envía un abrazo
Alma majestuosa, tan transparente y querido. Una persona que siempre estuvo, aunque no lo estuviera. Sus nietos, sus hijos, su familia completa y sin distinción: lo más importante.
Cariños, abrazos y juegos, el tata Raúl siempre tuvo la mejor sonrisa, mucha sensibilidad e infinita paciencia. Sabemos que le hubiese gustado compartir más tiempo con nosotros, acá en lo terrenal, pero parece que la vida tenía otros propósitos. Su ausencia física siempre se sintió y no dejará de hacerlo. Sus chistes, conversaciones, incluso sus mañas, eran el motor de las reuniones familiares. Los juegos, los shop de cervezas, sus ronquidos y su bata. Siempre su bata.
Sus nietos, hijos, hermanos, sobrinos, todo quien lo haya conocido sabe que fue una persona difícil de olvidar. Pareciera que sigue presente en cada paso que la familia da, en cada encuentro, desencuentro, en cada bienvenida y despedida. El tata Raúl nos sostiene la espalda, nos guía en nuestro camino y nos ayuda a sobreponernos a las situaciones más difíciles. Es como si preguntarle a él signifique tener todas las respuestas.
Un hombre correcto, y más importante, un hombre bueno. Bueno de corazón, en su actuar y en sus pensamientos. Creo que todos nos sentimos influenciados por sus valores, su ética y su sentido del humor, su amabilidad y generosidad. Un hombre que con los brazos abiertos siempre recibía a quien lo necesitara, o a quien simplemente quisiera tener un momento con él.
Como nieta solo viví 9 años de mi vida junto a él. Si contamos el tiempo como nos han enseñado, esto podría parecer poco, pero si contamos las experiencias, el amor, la energía que siempre entregó, fue un tiempo suficiente para retenerlo por siempre en mi corazón.
Pocas veces, creo yo, nos vamos a encontrar con personas que tengan su personalidad, tan envolvente, cariñosa y muchas veces incluso inocente.
Es probable que no entendamos por qué la vida nos entrega la presencia terrenal de una persona menos tiempo del que nos gustaría, pero tampoco podemos entender, y no tenemos por qué hacerlo, que a veces basta con cerrar los ojos, pensar en él y sentirlo más cerca que nunca.
Espero que el cariño que siempre entregó sea la guía para vivir nuestros días, que nos demos cuenta que hay cosas más importantes que otras y que siempre, siempre, son las más simples.
Gracias tata por hacernos más felices, por convertirte en un segundo papá, por darlo todo siempre por tu familia y amigos, por enseñarnos que el cariño se expresa no solo con palabras sino que también con actos, y por haber disfrutado la vida como creo todos deberíamos hacerlo.
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3 comentarios
Qué lindas palabras, primita. A mí me tocó aún menos tiempo con el tata, solo 5 años, y aunque no me acuerdo tanto de ese tiempo con él, me siento muy cercana a él y me hace mucho sentido todo el espíritu Novoa cada vez que escucho sus historias. Es evidente que esta vivo en nosotros y eso es lo más lindo!
Que biografía más bonita Ignacia, han pasado ya 20 años y lo describes tan bien que emociona.Yo lo recordaré siempre por su inmensa calidez y por su forma tan particular de gozar la vida intensamente, sin duda fue una persona maravillosa y un Abuelo como ninguno para mis hijos.
Que lindo Ignacita, te pasaste